viernes, septiembre 13, 2013

CUENTO CORTO / REENCUENTRO, MENTIRA Y DECEPCIÓN.


Era mi primer día en aquel nuevo trabajo. Estaba muy ilusionada ya que se trataba de una nueva y esperada oportunidad.

Me puse la mejor de mis ropas, para causar una buena impresión. Nada atrevido pero tampoco fome. Sabía que me tocaría trabajar junto a muchos hombres y lo que menos quería era llamar demasiado la atención.

No tenia ganas de involucrarme con nadie después de lo de Patricio.

Me llevaron a conocer a gran parte de los que serían mi nuevos comprañeritos de oficina pero faltaron dos, los que conocí a la hora de almuerzo.

Ahí estaban uno, el más guapo, Max , quien no me sacó la vista de encima en casi todo el rato que estuve ahí y el otro.... El otro resultó ser Ramiro, mi primer gran amor. Un chico al que quise mucho... a pesar de todo.

Obviamente nos sorprendimos al vernos después de tantos años. Fue como si por mi mente se pasara en cámara rápida todo lo vivido junto a él en aquellas lejanas épocas de juventud.

Recordé, por ejemplo, lo mal amante que fue!!!. Esto lo supe cuando terminamos la relación y pude conocer otros hombres.

Realmente era muy malo!!!... Jajaja. Tal vez por eso sentí que al verme nuevamente se sorprendió y se puso muy nervioso.

Max, su mejor amigo, era un tipo muy sensual. Traía a todas las chicas de la empresa medio loquitas por él. Pero a la vez me daba la sensación de ser un tipo vacio, hueco. No se. Muy mono el pero como sin alma. Al menos esa fue lo que sentí al conocerlo.

Al poco tiempo que llevaba trabajando ahi me di cuenta de que andaba con más de una a la vez. O sea era todo un conquistador y esos tipos no van conmigo aunque sea toda una tentación el verlo!!..

Ramiro seguía siendo el tipo simpático y dulce que había conocido. Me enternecía nuevamente escucharle hablar y sonreir. Su mirada me seguía cautivando. Su cuerpo estaba mejor formado de lo que recordaba y la verdad me hacía volver a sentir cosas el tenerlo cerca nuevamente. Esto, a pesar de que recordaba que no había sido la mejor de mis experiencias. Pero me comenzó a picar el bichito de la curiosidad y quise saber si él había aprendido algo en todos estos años!!!!.

Llegó el día en que me tocaba "pagar el piso". No me gusta mucho esa tradición pero me sentí un tanto comprometida con todos mis compañeros ya que se habían portado super bien conmigo los primeros meses de trabajo.

Organicé una pequeña fiestecilla en mi apartamento. Nada extraordinario ni lujoso. Música, tragos, cositas para picar y una amena conversación.

La velada estubo muy entretenida. Conversamos casi toda la noche con Ramiro recordando viejos tiempos. Si hasta bailamos!!!! y eso que por lo que recordaba no era muy buen bailarin que digamos...

Me aferró a su cuerpo para abrazarme durante la canción y no pude dejar de recordar la tibieza de su piel y lo que nos desesperabamos por sacarnos la ropa para poder sentirnos más cerca y tocarnos y besarnos y acariciarnos. Pero... hasta ahí no más recordé que llegaba la escena. Luego era todo tan "raro". No pasaba na... Y me quedaba con las ganas guardadas en algun rincón ahora olvidado, pero aferrada aun a su cuerpo imaginando que tal vez así debía ser y no había más.

Las gentes comenzaron a irse y solo quedamos Max, Ramiro y yo. Me di cuenta que a un guiño de Ramiro Max se despidió cortesmente por lo que al fin quedamos solos los dos.

No sabía lo que nos traería esa noche, no quería volverme a sentir decepcionada de él nuevamente.

Al irse Max, Ramiro es quien cierra la puerta tras de él y toma de mi mano para llevarme hasta la habitación.

La luz estaba apagada y no me permitió encenderla. Me dijo que había aprendido que asi estaría mejor.

Comenzó por besarme como hacía tiempo no lo hacían. Un beso ardiente con una pasión que desconocía en él.

Luego bajó sus manos por mi cuerpo hasta mi cintura y comenzamos a desnudarnos para poder sentir nuestra piel caliente pegada la una a la otra como hacía años atras. Mis pechos desnudos fueron deleite para su lengua y su boca que me recorrieron voraz y sin apuro.

Tomó de mis caderas y me giró para besar mi nuca y espalda. Volvió a apretar su cuerpo contra el mío y me preparaba para gozar al fin de su sexo viril desnudo dentro de mi cuerpo.... Pero algo sucedió. Fue una fracción de segundo pero sentí que algo pasó. No eran las mismas caricias, no eran las mismas manos, no era su mismo olor, pero en el momento que quise voltear a verle la cara a mi antiguo amante logré sentir una embestida mortal, que me llevó a las nubes y ántes que sintiera que volvía a tocar el suelo me llevaba de nuevo arriba.

Me tomó con fuerza entre sus brazos y me posó sobre él. Su sexo se internó dentro de mi húmedecido vientre mientras que sus fuertes brazos no me dejaban escapar a la pasión desenfrenada que en ese momento me envolvía y no me dejaba razonar.

A esas alturas ya sabía que no era él, Ramiro, si no que su amigo Max quien se había encargado de terminar lo que Ramiro había empezado.

Pude sentir un suspiro detras de la puerta y supe que era él y que había estado observando toda la escena desde el punto en el que él la había dejado.

Mi cuerpo estaba deseoso de volver a sentirlo y esta vez sentirlo de verdad dentro de mi.. Pero nuevamente no fue asi. Ramiro se había convertido en una especie de Cirano de Bergerac y Max era quien se hacía pasar por él hasta que las chicas que lograba conquistar se daban cuenta del engaño.

Era por eso que veía a Max siempre rodeado de mujeres en la empresa. Y recien ahí me di cuenta que a Ramiro nadie lo miraba siquiera.

Lo tenían todo muy bien planeado, una vez que al fin pude volver a tocar tierra y con la excusa de que iba al baño era el momento nuevamente del cambio de roles. Yo hice como que no me daba cuenta de nada mientras miraba con tristeza lo que sucedía.

Seguramente las chicas que no conocían bien a Ramiro les costaba un tiempo darse cuenta de todo esto, pero yo no. Yo ya lo conocía por eso no tardé en percatarme del engaño.

Al llegar Ramiro a la cama me abrazó muy fuerte por detrás y hundió su rostro en mis cabellos. Lo sentí suspirar nuevamente y... tal vez haya sido mi imaginación, pero puede ser que hasta haya sentido que una lágrima de él comenzara a rodar por mi espalda.


(Escrito el 10 de julio de 2009)






DIARIO DE UNA GORDA DIVORCIADA / FIN DE UN CICLO Y COMIENZO DE OTRO



No puedo evitar quitar esta sonrisa de mi cara. Mis amigas me preguntan pero de verdad estoy tan feliz que no quiero escuchar frasecitas como : "recuerda que tiene novia", "pero ¿cómo pudiste?", "te creía más inteligente"... y cosas por el estilo. Ya llegará el momento de comentarlo, cuando ya no esté en esta empresa de mierda.

El lunes me presenté ante Ricardo y le entregué mi carta de renuncia. Se quedó de una pieza.

-Adios, - le dije
-¿Qué pasó?, ¿por qué te vas?
-¡Y lo preguntas más encima! ¡Hay que ser bien descarado!
Justo en el momento que estoy dando la vuelta para irme llegó uno de los dueños de la empresa, Felipe es su nombre. Casi nunca va por allá y, cosas del destino, ese día estaba en lugar y el momento menos indicado para Ricardo.

-Hola Doris, ¿cómo te ha ido?- preguntó Felipe
-Bien Felipe, pero debo despedirme, justo en este momento estoy presentándole mi renuncia a Ricardo
-¡Pero qué ha pasado!, ¿por qué nos dejas?
-Pregúntale a él. Veamos si es tan hombrecito.

Dicho esto salí de ahí y me dirigí al despacho de Félix muy emocionada.

Al entrar, lo encontré hablando por teléfono muy serio. Cerré la puerta con llave y me acerqué a él sigilosamente. Acaricié su pecho y comencé a quitarle la corbata, luego abrí su camisa para que mis labios pudieran volver a sentir su piel.
Él seguía intentando hablar por teléfono y a ratos se reía bajito intentando quitar mis manos que descontroladas no aceptaban alejarse de su cuerpo.

Me senté en sus piernas para sentirlo cerca mientras besaba su cuello y sus orejas.

En ese momento detuvo la conversación que tenía y colgó rápidamente. Me tomó por las caderas y llevó mi cuerpo hacia él.

Me besó con deseo. Nos echamos sobre el escritorio y sin pensar en lo que podría estar pasando allá afuera le dimos rienda suelta a la pasión.

-Ahora si me voy tranquila - le dije - Esta era la fantasía más erótica que he tenido hasta ahora contigo.
-¡En serio!- me respondió él risueño
-Había días que al pasar por frente de tu oficina se me venían unos calores al cuerpo y mis pies querían volar hacia ti para sentirte así cerquita.
-A mí también me pasaba - dijo el sonrojándose un poco y dándome un beso.

-¡Nos vemos en la noche!- me despedí alegre
-¡Por supuesto!, ahí estaré. No te librarás de mi tan fácilmente - Dijo Félix agarrándome nuevamente por la cintura, besando y lamiendo mi boca y mi cuello, a la vez que volvían sus manos a apoderarse de mis pechos y mis caderas.

-Ya... vamos que ahora sí que nos descubren - dije sonriendo - Nos vemos.
-Está bien, está bien. Es que no me puedo resistir a esas curvas - dijo Félix arreglándose la ropa y los cabellos que yo me había encargado de desordenar.

No sé qué pasará más adelante. No quiero pensar en aquello, sólo quiero disfrutar este momento mágico. Cada minuto, cada segundo que esté junto a él lo pretendo vivir al límite, sin miedo.

Manuel ya no se volvió a aparecer por mi apartamento. Entendió que perdió conmigo el día que se dejó seducir por Ana. Ahora supe que están nuevamente juntos y que él es muy desdichado. No debo sentirme mal por eso. El quiso que así fuera.

Félix renunció a los pocos días que lo hice yo y tomó el puesto Bruno, lo que ha hecho que la empresa esté pasando por su peor crisis desde su fundación.

Con Félix estamos viendo cómo sacarle partido a esta situación viendo la forma de ir ganando a los clientes que se han ido marchado de allá para formar nuestra propia empresa.

Su ex volvió de uno de sus viajes a Europa y no fue necesario decirle nada, ella ya venía acompañada por otro tipo, así que nadie salió lastimado.

Dejo de escribir este diario porque dejé de ser "una gorda divorciada". Lo de gorda era porque me costaba aceptarme tal cual era. Mi separación me había dejado con algunas secuelas psicológicas difíciles de sobrellevar.

Luego de mucho trabajo me di cuenta que todo estaba en mi actitud, la que reflejaba hacia los demás; como me veía y como me sentía por dentro. Divorciada, bueno era mi estado civil en ese momento.

Hoy soy la misma mujer pero más segura y cómoda con mi nueva situación. El estado civil continuará siendo "divorciada". No se si eso cambie algún día. El temor al fracaso aún me persigue por lo que Félix y yo mantenemos nuestra independencia sin dejar de vernos todos los días.... y las noches.





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DIARIO DE UNA GORDA DIVORCIADA / CARITA FELIZ



Ahí estábamos, ella y yo dándole rienda suelta a la conversación, a la risa sonora y acariciando con mis dedos y mi boca el tercer vaso de tequila margarita que a esas alturas de la noche ya me tenía un poco más que contentilla.

La música comenzó a encender mi cuerpo y quise bailar solo para mí y mi amiga que me observaba con los ojos brillantes.

Al levantarme del asiento comencé a moverme sinuosamente y a recorrer con mis manos mis piernas, mis caderas, mi cintura hasta alzar los brazos por sobre mi cabeza. En es punto abrí los ojos y lo vi. Ahí estaba él, Félix, a pocos metros, parado en frente de mi, observándome con una mirada extraña.

En un principio, debo confesar, que me cohibí y quise volver a mi sitio calladita y casi esconderme bajo la mesa, pero el alcohol, la música y mi cuerpo loco fueron más fuertes que mi conciencia y la razón.

Mis pies me llevaron hasta donde él estaba y sin tapujos ni vergüenza comencé a dedicarle este baile a él.

De reojo pude observar como Isabel y otras personas nos miraban curiosamente y luego sonreían.

Félix no podía disimular su emoción y el, otras veces todo canchero súper macho, estaba ahí, de pie tras de mí, boquiabierto con el rostro desencajado.

Acerqué mi espalda a su cuerpo mientras subía y bajaba y al fin poder sentirlo un poquito más cerca de mí.

Parece que en algún momento debo haber resbalado con algo porque sentí que él me tomaba firmemente por la cintura antes de que mi cuerpo llegara estrepitosamente hasta el suelo.

Hasta ahí recuerdo. Luego todo es muy confuso, voces, risas, llanto, música fuerte y de repente silencio y oscuridad absoluta. Se me había "apagado el plasma". Ja!

Desperté con el sol pegando fuerte en mi cara, con una sensación horrible en mi estómago y sólo abrí los ojos con el deseo de ir corriendo al baño. Pero ¿¡Dónde estaba?!.

De inmediato pensé en que Isabel estaba ahí conmigo, hasta donde podía recordar. Entonces ella no habría dejado irme..... con..... Lo recordé todo.

Al darme vuelta ahí estaba él, Félix, recostado junto a mi ¡en la misma cama!

Casi por inercia y muerta de miedo me miré y ufff! aun llevaba puesta la ropa de la noche anterior.

¿Pero cómo había llegado hasta ahí? Eso si no lograba salir de mi disco duro. Es algo que desapareció de mi memoria, espero que no para siempre.
Me levanté despacito para no despertarlo, no sé por qué. Luego entré al baño, me observé. Al parecer todo estaba tal cual. No había rastros de que hubiese sido una "mala niña" Eso sí, me sentía morir.
Sin pensarlo dos veces me metí a la ducha y me quedé bajo el agua caliente un rato con los ojos cerrados tratando de hacer calzar las piezas del rompecabezas en que se había convertido mi noche anterior y aquella mañana.

Mientras me arreglaba sentí ruido fuera de la habitación. Asustada, asomé mi cabeza por una pequeña abertura que hice en la puerta y vi que Félix aun permanecía dormido.

Aproveché para salir de ahí, aun envuelta en la toalla e ir a buscar mis zapatos que los había dejado cerca de la cama.

Cuando logré estar cerca de él nuevamente no pude evitar quedarme un rato mirándolo. Se veía tan guapo así.

Ahí estaba yo, medio desnuda mirándolo como una idiota cuando abrió repentinamente sus ojitos y me sonrío. ¡Casi muero de la impresión!

Hice ademán de huir a refugiarme al baño pero él alcanzó a tomarme de un brazo.

-Espera no huyas - me dijo -
-Ehhh... por favor.. Déjame ir. Luego hablamos ¿si?
-¡Pero espera!
-Es que me siento un poquitin incómoda vestida así (¡desvestida así!). Me visto y vuelvo ok??- terminé diciendo muerta de vergüenza.

Logré zafarme de su mano y arranqué a esconderme de su mirada.

Me vestí rápidamente y salí. El estaba de pié junto a la cama, sin camisa, vestido sólo con unos jeans y descalzo. ¡Casi muero de un infarto preorgásmico!

Tiene un cuerpo perfecto que hace juego con esos ojitos azules y su sonrisa perfecta. Debo haberme quedado como una idiota un rato ahí mirándolo toda babosa.

-¡¿Qué tengo?!- dijo, y miró y tocó su lindo cuerpecito.
-No nada, sólo queeeee...
-Ah espera, no temas. Me saqué la camisa porque estaba muy arrugada y algo sucia y justo saliste cuando iba por otra.

Yo pensaba -¡nooooo, quédate así please, please, please!-

Mientras se volvía a vestir, me comentó algo de lo que había sucedido luego que perdí la conciencia.

Yo, muerta de vergüenza escuchaba sonrojada cómo me tuvo que sacar del bar, de que Isabel le contó que ya lo conocía porque yo le había hablado mucho de él (¡que bochorno!), y que confió en que en sus manos estaría bien.

Pensé -¡en qué manos si ni siquiera me ha tocado!

Me comencé a sentir mareada y me senté en su cama. Porque era su casa en la que estaba. El me dijo que seguro era por la resaca, que me recostara un rato.

Así lo hice. Me sentía muy desdichada. Nunca habría querido que todo eso pasara. Es decir, así de esa manera. ¡¿Qué estaría pensando de mi!?

Unas lágrimas locas se escaparon de mis ojos y él se dio cuenta. Muy tierno se recostó a mi lado y me las secó con sus dedos.

-Por favor no llores -dijo- más o menos se por lo que has pasado y no hay nada de qué avergonzarse.

No lo pude evitar, un fuerte corriente me impulsó y me empujó hasta su pecho y comencé a llorar como loca.

Él me abrazó y acarició mi cabeza intentando tranquilizarme. Tomo mi cara con sus manos y volvió a secar mis lagrimas con sus dedos.

No hubo más palabras.

Lo vi acercarse lentamente hacia mi boca y silenciosamente comencé a llenarme de su sabor, de su olor, de sus ser.

¡Había tanta pasión en aquel beso! Nunca antes había sido besada así. Era como en mis sueños.

Mi cuerpo estaba temblando y un rico calorcito comenzó a apoderarse de mí.

Me aferré a él. Me colgué de su cuerpo, de su boca, de sus labios y de su lengua.

Mi piel lo deseaba tanto y hacía tanto tiempo que no lograba controlar las ansias de acariciarlo, beber de su aroma, de sus ser.

Mi vientre ardía, mis pechos se amoldaban a sus manos, mientras su lengua  y su boca recorrían cada rincón de mi piel.

Acarició mis piernas, luego giró mi cuerpo y posó el suyo sobre mi espalda.

Sentí su sexo húmedo en mi piel. Besó mi nuca, mis cabellos. Yo cerré los ojos a esa pasión. Era exactamente lo que mi cuerpo deseaba. 
Mis caderas ardían entre sus manos. 

No hay nada más excitante, al menos para mí, que el sentirse deseada y cuando ese deseo se convirtió en el placer de tener al fin entre mis manos y mis piernas a aquel hombre, sólo resta decir que la pasión se volvió inagotable.

Y acá estoy, escribiendo estas líneas mientras él yace dormido y cansado. No nos hemos levantado desde esta tarde en que todo sucedió.

Ya quiero estar abrazadita a él nuevamente y sentir sus manos en mi cuerpo.

¡Qué locura! No quiero ni pensar en mañana. Noooooo...

Por ahora.... vuelvo a él

DIARIO DE UN WINNER / ENAMORADO COMO UN LOCO

Lunes otra vez. Pero este no es cualquier lunes. ¡Qué fin de semana!

Tan solo recordar lo que sucedió, hace que mi cuerpo vuelva a desearla.

Fue mucho mejor de lo que más de una vez me había imaginado.

Ahí estaba ella, Doris, con sus curvas perfectas, con sus ojos risueños y sus labios. ¡Esa boca!

Salí de "cacería". Me sentía solo y quería compañía. En eso estaba cuando mis ojos volaron hacia donde ella estaba. Nos miramos; enseguida me comencé a sentir extraño. Con esa sensación que he escuchado a veces que le pasa a otros, no a mi; eso del mareo y cosas raras en la "guata". 

Ella se acercó caminando como una gata en celo, lenta y suavemente, luego comenzó a bailar delante de mi presionando sus caderas y todo su cuerpo contra el mío. Ufff que dolor! Que ganas de tomarla y ahí no más hacer realidad todas las fantasías que he tenido con ella. Pero me contuve.

Soy un caballero y me percaté que andaba un poquito pasada de copas... Bueno, bien pasada de copas porque en un momento se tropezó y cayó. Alcancé a tomarla antes que se azotara contra el suelo.

Su amiga me pidió que me la llevara. -Contigo estará bien, confío en ti - dijo, y se marchó.

La llevé hasta la casa y la acosté en mi cama. No se me ocurrió otro lugar mejor. Ahí me quedé observando cómo dormía y conteniendo las ganas de querer tocarla y acariciarla y besarla toda. Tuve que ser fuerte porque "curao no vale".

Aunque debo confesar aquí y sólo aquí que mientras conducía, al pasar los cambios del auto, pase a rozar un poco sus piernas. Luego fue un poco más y más arriba. Levanté su falda corta y comencé a tocar y acariciar. ¡ Se sentía tan bien! Al rato no me aguanté más, por lo que cuando estacioné el auto, una vez a la entrada de la casa, me acerqué a su cara y mis manos no tuvieron vergüenza ni reparos y comenzaron a acariciar esa suave piel llegando casi a rozar su sexo. Mi corazón latía fuerte y no quería parar, mis manos tampoco. Comencé a respirar agitado muy cerca de su cuello hasta que ella, aun medio inconsciente, se movió y volteó su cabeza hacia donde estaba la mía. Casi le doy un beso y me monto encima de ella pero me contuve. No era así que me hubiera gustado que esto sucediera.

A la mañana siguiente desperté un poco antes que ella aun muy emocionado y continué mirándola hasta que ella despertó y yo me hice el dormido.

Sentí cuando se metió al baño y se duchó. La maldad se apoderó de mi nuevamente y quise acércame a la puerta para verla desnuda. No pude... Algo cayó cuando me dirigía hacia allá y ella se asomó a ver qué pasaba. Volví a hacerme el dormido.

Cuando estuvo ya vestida se comenzó a sentir mal y obvio tuve que consolarla. Fue el momento indicado era ahí y ahora.
La besé como no recuerdo haberlo hecho con nadie antes de ella. Su boca me desafiaba a que cada vez la llevara más lejos con mis besos y mis caricias.

Al fin pude tener entre mis manos esas caderas y esos pechos hermosos que me provocaban cada vez que la veía con esos escotes de infarto.

Fue toda mía. La tuve entre mis brazos, entre mis piernas, dentro de mi cuerpo, dentro de mi boca. Invadió todos mis sentidos. No sé cómo explicar la sensación de placer que ella provocó en mí. Fue un momento tierno, apasionado, delicado, intenso y extenuante. ¡Es insaciable y me fascina! ¡Es exquisita! Suave, firme, ¡ya quiero estar dentro de ella nuevamente!

Pero sé que eso no volverá a suceder. Al menos no tan pronto como quisiera. Decidió irse de esta empresa y creo que yo haré lo mismo. Tal vez trabajemos juntos. Son cosas que conversamos durante aquellos ratos en que nos dábamos tregua y retomábamos las fuerzas necesarias para continuar dedicándonos a complacernos mutuamente.


Creo que este winner se ha enamorado...

DIARIO DE UNA GORDA DIVORCIADA / REENCUENTRO CON UNA VIEJA AMIGA EN ALGUN LUGAR CERCA DEL MAR


Hace poco más de un año que no volvía por este lugar.

Acá vine a refugiarme luego que me separé de Manuel. Cuando sentía que me rechazaba.

Me fui al bar de Isabel y, al contrario de lo que cuenta la canción de Sabina, el bar seguía donde mismo y ella seguía igual de hermosa.

Al verme entrar una gran sonrisa se dibujó en su cara y salió a saludarme con un cálido abrazo y un beso.

-Querida, ¿cómo has estado? Hacía mucho que no sabía nada de ti - Me dijo toda emocionada.
-Hola Isabel. Si, ha sido mucho tiempo.
-Estas rara. ¿Una pena de amor nuevamente?

No dije nada. Tan solo una lágrima se atrevió a escapar de mis ojos sin yo poder contenerla.

-Ven, vamos a tomarnos un tequila. Nos hizo bien ese tratamiento la última vez ¿recuerdas? - dijo, guiñándome un ojo.

Le sonreí tímidamente. Tal vez incluso me sonroje por unos instantes

-¡Claro que me acuerdo! - le respondí luego. Los tequilas fueron los culpables de que hubiera regresado
-Vamos pequeña. No llores por favor -  Me abrazó y me llevó hasta su casa.

Una vez ahí, Isabel encendió la chimenea y acercó unos vasos - para el frío - dijo, y se acomodó junto a mí.

Posé mi cabeza sobre su hombro y le comencé a contar mi desdicha.

- Muchas cosas sucedieron después que me fui de aquí Isabel.
-Tenemos toda la noche. Cuéntame querida, qué sucedió.
-¿Recuerdas que llegué hasta acá porque mi matrimonio no andaba bien?
-Sí, recuerdo. Me contaste que no pasaba nada entre tú y tu marido hacía meses y te sentías culpable porque habías subido de peso y sentías que era eso lo que lo alejaba de ti.
-...Y tú me dijiste que yo me veía preciosa así como estaba y luego... me besaste.
-Fue una noche mágica ¿no crees? - dijo Isabel, mirándome directo a los ojos sonriente y sensual.

Recordé sí. ¡Claro que recordé!

Fue una noche de invierno. Ahí estaba ella, como siempre, tras la barra de aquel bar. Me miró y de inmediato me sentí acogida. Nos conocíamos desde siempre pero poco o nada habíamos hablado alguna vez.

Yo solía sentirme intimidada por su penetrante mirada y siempre que podía la trataba de esquivar. 

Isabel es una mujer hermosa, rubia, de profundos ojos azules, su tez es blanca pero el aire marino y el sol le han dado un color castaño muy especial.

Los hombres del puerto la desean con pasión y las mujeres la envidian e inventan historias sobre su vida privada. Pero ella hace caso omiso a los murmullos y vive feliz en su pequeña y acogedora casa  atendiendo el bar más popular del pueblo que le dejaron sus padres al morir.

Aquella noche nos emborrachamos un poco, sólo un poco y luego su mano me llevó hasta su casa.

Al cerrar la puerta, encendió la chimenea, tal como lo hacía esta vez. La emoción comenzó a apoderarse de mi cuerpo. No podía esperar a que ella diera el primer paso.

Mientras estaba de espaldas a mí, la tomé de un brazo, acerqué mi boca a la de ella y la besé.

¡Ay esos besos! Tan diferentes.

Nos quedamos unos momentos así. Saboreando, bebiendo y disfrutando de aquella boca prohibida y deseada por muchos de los que aun se hallaban allá dentro del bar, sin siquiera sospechar del pecado que nuestros cuerpos estaban a punto de cometer.

Fue ella quien decidió aferrar su cuerpo al mío y tirarnos sobre la alfombra.

Mi mente divagaba. Ya no razonaba, sólo se dejaba llevar y quería saber hasta dónde podría llevarla. ¿Sería que había algo más que nunca ántes hubiera sentido?

No quería que todo aquello terminara tan pronto. Decidí acercarla a mis labios.

Mi corazón iba a mil. Mi pecho subía y bajaba de manera vertiginosa. Esta vez quería ser yo quien bebiera de ella, de sus pechos, de su piel y sus caderas.

Yo mordía suavecito y ella jadeaba mientras su cuerpo se contraía. Mis manos llegaron hasta su humedad y mis dedos comenzaron a deleitarse en aquel espacio divino y jugoso. Sólo quería sentir que ella estaba disfrutando tanto como yo de aquel mágico momento que ninguna de las dos se propuso vivir pero al que el destino nos guió, frente a aquella chimenea, desnudas y entregadas a una pasión que sólo nosotras podemos darnos.

Mi experiencia en estas lides era nula, por lo que creo, no pude llegar a hacerla sentir tanto como ella a mí. Hice lo que pude. Las pelis que alguna vez vi junto a Manuel ayudaron a que supiera qué debía hacer; aunque el instinto animal que todas y todos llevamos dentro fue mi principal guía en toda esta aventura.

Si debo ser honesta conmigo, al recordar todo aquello, debo admitir que todo fue encantador pero, a pesar de la desilusión que había tenido con Manuel, seguía deseándolo a él en esos momentos.

Me alejé un instante de Isabel para acercarme a la chimenea. Mis manos estaban frías, a pesar de que el recordar todo aquello había logrado hacerme subir los colores al rostro.

Luego, continué con mi relato.

-Bueno, a esas alturas yo no tenía idea que Ana y Manuel se podrían atraer. Como es normal entre las buenas amigas, nos contábamos todo. Yo le decía de lo bien que la pasábamos juntos él y yo. De lo buen amante que era. Seguramente le entró el bichito de la curiosidad y aprovechó cuando nuestra relación no estaba de lo mejor. O tal vez, como me contó luego Manuel, ella fue la causante de que lo nuestro terminara.
-Después de lo que pasó entre nosotras - continué - volví renovada, como que me hiciste revivir y volví a sentirme mujer, hermosa y deseada.
-Tan hermosa como siempre. Ya pero a ver, me tienes metida, que pasó entonces. ¿Por qué estás acá nuevamente?
-Cando volví, quise darle una sorpresa a Manuel pero la sorprendida fui yo.
-No me digas nada. Lo pillaste con Ana en la cama.
-¡En mi cama, en nuestra casa! Pero eso ya no me duele tanto - dije cabizbaja y a punto de largarme a llorar nuevamente.

-¡Que puede ser peor que eso!
-Sucedió que con toda esta situación me alejé de él y me anduve volviendo un poco loca. Caí en algunos excesos… Alcohol solamente, por favor no pienses en nada ilegal. ¿Te das cuenta? Y ahora me están chantajeando. Uno de los gerentes quiere que me haga su amante a cambio de obtener un cargo importante, al que yo aspiraba hacía tiempo.
-¿Y si no aceptas? ¿Qué pasa si no aceptas?
-Pierdo el cargo y lo peor... temo perder al hombre del cual creo haberme enamorado.
-¡¿Y eso?! ¡¡No me habías dicho nada!! Sinvergüenza. Cuéntame de él, ¡vamos!

Lancé un suspiro largo y comencé a hablarle de Félix.

-Es un tipo petulante que llegó hace poco a la empresa. Me cargaba. Es lejos lo más pesado que hay. Es de los típicos personajes que se saben regios y que se pavonean de aquello. Pero no puedo evitar que sienta cositas en mi estómago cada vez que lo veo o lo imagino cerca de mí.
-¿Y él, siente algo por ti?
-Tiene novia. Una tipa como él. Rubia alta muuuuuy delgada, y linda. ¿Tú crees que se podría fijar en alguien como yo? ¡Mírame!
-Te miro y bien sabes que eres hermosa. Tal vez no seas como la novia de Félix, pero te puedo asegurar que tienes otras cualidades que volverían loco a cualquiera
-Sí, pero a veces no sé si sea suficiente.

Luego nos miramos rodeadas por un silencio cómplice

-¿Y por qué crees que podrías perder a alguien que no tienes? - dijo ella sonriente rompiendo el silencio por unos instantes y poniendo cierta distancia entre las dos.

La quedé mirando y entendí que tenía razón.

-Lo que sucede es que temo que si él llega a enterarse de lo que pasó conmigo hace un tiempo atrás, ya ni siquiera tenga opción de que, al menos, me mire como a veces siento que lo hace.
-Te estás ahogando en un vaso de agua. ¿Te arrepientes de algo? - preguntó ella seriamente.
-No me arrepiento de nada - respondí, mirándola fijamente.


Mañana ya habrá tiempo para pensar en el rumbo que le daré a mi vida. Si lo dejo de ver, con toda seguridad lo terminaré olvidando. Al fin y al cabo mi imaginación es la que me ha llevado a sentirme así. Félix ni siquiera se  puede imaginar que esté aquí pensando en él y deseándolo.

DIARIO DE UN WINNER / AÑORANZAS


El fin de semana me escapé a la casa que tienen mis padres en el campo.

Necesitaba estar solo un rato y pensar en todo lo que me ha estado sucediendo de un tiempo a esta parte.

Este se ha convertido en mi refugio últimamente.

Acá vine luego de que... Bueno es algo de lo que nunca hablo... con nadie... ni conmigo.

Este lugar es misteriosamente mágico. Es una casa confortable, como les gusta a mis padres, ubicada en un lugar rústico cerca del mar y de un lago. ¡Se siente tan bien estar acá!

Mi juventud la viví casi por completo refugiado entre estos añosos árboles, sintiendo la brisa marina sobre mi cara y bañándome en el hermoso lago que está justo detrás de la casa.

Hacía tiempo que no volvía a recorrer estos paisajes.

Salí de aquí convertido en lo que soy ahora. Me puse coraza de hierro y decidí ser el mejor en todo. Nada ni nadie me volvería a hacer daño nuevamente. Nadie me volvería a dejar. Yo sería el triunfador, el que todos envidiarían, el conquistador.... como le puse a este diario "El Winner".

Todos hemos tenido nuestro primer amor. Ese que nos hizo vibrar y temblar de emoción cada vez que la sabías cerca. De quien no querías separarte ni un segundo. Con quien hiciste planes de matrimonio o de al menos irse a vivir juntos porque no soportabas la idea de estar lejos de ella.

Eso para mí fue Elisa. Mi primer amor. Ese de los 15 años.

Ella era un poco mayor, tenía 17 y era hermosa.

Hija del mejor amigo y socio de mi padre. Crecimos juntos casi, pero nunca me había fijado en ella hasta cuando la volví a ver después de mucho tiempo en el que ella había estado estudiando fuera del país.

Elisa comenzó a llenar mi mundo. Era el centro de todo. Ella sabía que me volvía loco su perfume, sus ojos, su cuerpo y me hacía sufrir contándome de sus conquistas y amoríos.

Una tarde en la que nuestros padres habían bajado al pueblo nos quedamos solos en la casa. Yo veía tele en mi habitación vestido sólo con mis boxer. Era verano y hacía muchísimo calor.

Ella irrumpió en mi cuarto como una loca, me miró y se lanzó sobre mí. Comenzó a llenarme de los besos más exquisitos que alguna vez me dieron.

Luego arremetí con las caricias que inundaban mis sueños más húmedos que ella provocaba.

Besé sus pechos desnudos y atrapados entre mis manos. Lamí su cuello y sus orejas mientras mis dedos se entrelazaban en sus cabellos.

Pero, como todo adolescente, "adolecí" de experiencia y tanta excitación me hizo acabar más pronto de lo que hubiera deseado.

Ella se burló de mí, pero al ver mi cara desencajada de dolor y de vergüenza se acercó y me dijo bajito al oído que no me preocupara, que ella sería mi maestra y que me enseñaría todo lo que ella sabía.

Ese fue el comienzo del verano más excitante del cual tenga memoria. Elisa venía todas las noches a mi habitación y comenzábamos; ella a jugar conmigo y yo a aprender el arte de amar y dar placer a una mujer.

Así fue que me enamoré como un tonto, como un loco de ella.

Una noche me explicaba cómo debía besarle para producir placer y deseo. Otra noche eran los besos y las caricias furtivas. Esas que dejan con "ganas", me decía.

Para el final del verano ya era todo un "Graduado". Ella me dijo que había aprobado todos los ramos con honores y se reía.

Pero no fue suficiente. Yo no fui suficiente para Elisa.

Me dejó, se fue con otro. Un tipo mayor, con mucho dinero, exitoso. Ella se deslumbró con él al verlo.

Se lo presentaron aquí en esta misma casa en la que ahora escribo estas memorias.

Recuerdo su mirada al verlo. Su rostro pareció iluminarse, sus ojos brillaban y una gran sonrisa se instaló en su cara, la que no la abandonó hasta el día en que él se la llevó lejos, lejos de mi y nunca más supe de ella.

Una vez que pude salir al fin de la pena que me provocó perderle, me propuse convertirme en un tipo así, como aquel que se la llevó de mi lado. Creyendo, tal vez, que si ella volvía algún día, me pudiera mirar como a él.

Obviamente eso nunca ocurrió.

De eso ya han pasado casi 15 años y no recuerdo mujer que me haya hecho sentir como Elisa lo hizo. Hasta ahora. Ahora que no logro sacarme de la cabeza a Doris.

Apenas cruzamos palabras, apenas casi nos rozamos, apenas casi nos miramos, pero hay algo en ella que me hace desearla... si, lo dije... La deseo con pasión, con lujuria y no logro calmar mis ansias.

A ella pareciera que no le soy indiferente, pero no estoy seguro y esa inseguridad, el no saber, me está matando.

Ya se hizo tarde y es de noche. Iré a dar una vuelta al pueblo. Recuerdo que hay un lugar muy entretenido donde ir a tomarse un trago tranquilo y ver bellas mujeres. A ver si se me pasa esta locura conociendo a alguna que me haga poder olvidar a las dos.



DIARIO DE UNA GORDA DIVORCIADA / ¡NO SOPORTO MÁS!... ME LARGO


Los días han transcurridos fríos y tristes. 

Manuel sigue buscándome e insistiendo en que vuelva con él. No entiende que ya la cosa no va más. Que la magia se acabó.

He estado concentrada en mi postulación al cargo que se va a crear. 

Han estado haciendo pruebas y entrevistas. Contrataron una empresa outsoursing para tal motivo.

Me ha tocado encontrarme con Félix de vez en cuando en los pasillos y en una que otra reunión, pero me da la impresión que no quiere ni saludarme. Me ve y agacha la cabeza o directamente evita pasar por mi lado.

Su novia no ha vuelto por acá. Seguramente después del escándalo que provocó la última vez que lo vino a dejar le han amonestado desde "el olimpo" y él le ha prohibido que venga... Eso espero.

Estoy triste y quiero escaparme un rato de mi rutina. Me pone un tanto ansiosa lo de la postulación. La próxima semana ya nos dirán como nos fue. Si, "nos". Félix también está postulando y si él asume pasaré a ser su subalterna y eso no me hace mucha gracia, por lo que he pensado en largarme de aquí si eso llegara a suceder.

La verdad que muchas expectativas no me hago con ese puesto. Vivo rodeada de machistas de mierda que lo único que hacen es mirar su propio ombligo y palmotearse la espalda entre ellos felicitándose por los logros que nosotras obtenemos. Son unos canallas.

-Y ¿por qué no nos rebelamos todas y nos largamos de aquí? - dijo Johanna a la hora del café.
-Sí, ¡independicémonos! - exclamó Manuela.
-Es muy arriesgado - dijo Sofía frunciendo el ceño y bebiéndose el café de un sorbo.
-Yo me voy si o si amigas  - dije - No sé si para independizarme. Lo único que me queda claro es que no me quedo donde no valoran mi trabajo.
-Me voy contigo Doris - dijo Johanna
-Yo no sé - añadió Sofía - A mi edad ya se hace difícil encontrar trabajo. Además está eso de acostumbrarse a gente nueva, que te acepten... No, es mucho para mí.
-Te entiendo, es difícil pero de repente inventamos algo nuevo y trabajamos todas juntas - dije, soñando un poco.

Terminando de hablar veo que él se dirige hacia la máquina del café donde estábamos nosotras. Al parecer no se percató de que estábamos ahí y sólo se dio cuenta cuando ya no podía retroceder.

-Hola Félix - le dije coqueta.. (No lo pude evitar)
-Ho..o..la Doris.
-¿Cómo has estado? Te he visto poco últimamente. ¿Estás bien?
-Doris, nos vemos en el almuerzo - me dijeron las chicas
-¡Si claro! - Les dije sin mirarlas. Sólo lo veía a él.

Me sonrió y creo que, no sé, tal vez lo pude haber imaginado pero me pareció ver que se le subían los colores al rostro y agachó la mirada.

-Es que he estado muy ocupado, no tengo tiempo para nada.
-Qué pena por tu novia...- dije insidiosa dándole la espalda para botar el vaso de café.
Se me quedó mirando fijamente por no sé cuanto rato porque yo tampoco le quité los ojos de encima.

De la nada apareció Bruno y comenzó a decirme cosas.

-¡¡Pero qué bella mañana la de hoy!!
-Hola Bruno - dijimos los dos a la vez sin mirarlo.
-Pero que bueno verte por acá Doris. Tenemos que conversar de algo muy importante. ¿Puedo pasar por tu oficina ahora?
-Claro - le dije desganada- Vamos.
-Félix, amigo mío ¿luego paso a verte si? - dijo Bruno guiñándole un ojo.

Al llegar a mi oficina lo invité a sentarse. Bruno se acomodó y comenzó la conversación más espantosa que pude haber imaginado jamás que podría llegar a tener con un hombre.

-¿Así que estás separada me contaron por ahí? - comenzó preguntando.
-Mira las cosas que andan contando por ahí ¿no? - le dije molesta.
-No te molestes preciosa, sólo quería partir conversando de algo.
-¿Y tenía que ser de mi vida privada?
-O sea, privada, privada no es - me dijo sonriendo maliciosamente - ¿No tienes algo para beber?, algo fuerte ponte tu? - continuó diciendo el muy idiota

A esas alturas yo sólo pensaba en echarlo a patadas de ahí pero, curiosa como soy, quise saber hasta donde quería llegar este tipo.

-¿Que no sabes que no se puede beber en horas de trabajo? - le dije, mirándolo de reojo y muy ceñuda
-Bueno...ejem, no diré nombres pero se de buena fuente que esa restricción no corre para ti... Es parte de una terapia cierto?. Tengo entendido que los alcohólicos no pueden dejar el trago así de una vez.

Yo continuaba sin poder entender de qué me estaba hablando este hombre. Lo miré desconfiada y porque no decirlo un tanto ansiosa. ¿Qué se trae éste?

-Te quería invitar a comer esta noche.... en mi apartamento.- dijo al fin.
-Ya.. ¿Y a qué se debería esta invitación? - dije extrañada
-Tengo entendido que estás postulando al puesto nuevo que se va a crear y quisiera conversar contigo las posibilidades que existen de que ese puesto sea tuyo.
-¿Y cuáles serían esas posibilidades? Tengo entendido que todos los que estamos postulando vamos en iguales condiciones y que...
-Tú no irías en iguales condiciones que el resto  - me interrumpió.
-¿Por qué no?
-Porque tu me gustas, eso ya lo debes saber cierto?. Entonces quería que compartiéramos un trago, una rica comida y....
-¡Qué me vas a decir imbécil! - lo interrumpí y me acerqué furiosa a él. Ya iba entendiendo lo que había estado insinuando con lo de beber algo fuerte.

-Pero Doris, cálmate,  sólo quería saber que tan agradecida estarías si te aseguro que me mantendré calladito en lo que respecta a tu secreto y así logras obtener ese puesto que tanto anhelas.
- ¡Y en qué podrías intervenir tu so tarado si en esta empresa pesas menos que un candy. Además , creo que debes tener claro que continúas aquí sólo porque tu amigo lo permite!... ¡Qué patético eres Bruno!. Jamás lo habría imaginado de ti.
-Doris, no te hagas la santurrona conmigo. Se que eres una alcohólica y que esa información no puede caer en manos de quienes sabemos cierto? de lo contrario estarías de inmediato de patitas en la calle y no me gustaría ver como se desperdicia tan preciada empleada.

El idiota comenzó a acercarse demasiado y osó poner sus inmundas manos sobre mi caderas.

- ¡O sales de aquí en este mismo instante o hago que te saquen a patadas. Lárgate! - Le grité luego de darle una cachetada que espero nunca la olvide 

Abrí la puerta con furia. Con tanta rabia que ésta se llegó a golpear contra el muro quebrándose todos los vidrios.

Creo que mis gritos se escucharon hasta en el lobbie del edificio. Eso me lo contaron después mis amigas que llegaron a consolarme cuando al fin este individuo se fue.

-Piénsalo - me gritó el muy canalla al salir - piénsalo... 
-¡FUERA!

Obviamente no dije nada a mis amigas de la propuesta que me estaban haciendo. Sólo lloré y lloré desconsoladamente.

¿De qué mierda hablaba este imbécil? ¿Qué soy qué? ¿Alcohólica?

Si bien en mi peor época anduve un poco "dando jugo", de eso ya pasó una buena cantidad de tiempo... entonces.... ¿De donde obtuvo esa información? ¿Le habrá contado algo a Félix y por eso ahora me rehuye?


Sólo quiero estar sola. Pedí unos días a cuenta de mis vacaciones..Me voy a la playa.

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